Con la situación económica que vive España en estos momentos, y con un gobierno de ideología neoliberal al mando, no se ha tardado mucho en revisar las partidas presupuestarias para sanidad a la baja alegando que el sistema sanitario actualmente es insostenible.
Si los recortes en salud son alarmantes, planea sobre nosotros algo más peligroso aún que es la ruptura del concepto de seguridad social tal y como lo conocemos, pues cada vez con más fuerza se habla de implantar el mal llamado copago o repago.
Mario del Frade, que es abogado, productor de seguros, especialista en seguridad social privada en Argentina y fundador de la Asociación Marfan Argentina, nos dice en un comentario en el blog que «Para la gran mayoría de los afectados de trastornos raros, resulta imposible asumir en forma personal una operación de alta complejidad, los tratamientos y muchas veces hasta los fármacos que se suministran. La única solución es la solidaridad, que jurídicamente significa que un grupo de personas actúa frente a una obligación “in solidum”. o sea, como un todo sólido que responde por la carga de cualquiera.»
Solidaridad es la práctica de la mutua ayuda entre las personas, las generaciones, los sectores económicos. las regiones y las comunidades bajo el principio del más fuerte hacia el más débil, y es deber del Estado garantizar la solidaridad en el régimen de Seguridad Social mediante su participación, control y dirección.
Pero además de la solidaridad, con el pago por receta o el pago por servicios sanitarios se pone también en enntredicho otro de los pilares básicos de la seguridad social: la equidad.
La equidad contempla la gradual provisión de servicios de salud a todos los habitantes del país, independientemente de su capacidad de pago, con un financiamiento especial para la población pobre y vulnerable, y evitando la selección de riesgos. Osea, la famosa frase de «a cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades»
En el momento en que se aprueba el aumento del costo por receta médica o por servicio, aunque sea en cantidades mínimas y asumibles, se está gravando un canon por enfermedad al afectado que rompe esa equidad, ya que estar enfermo no debe implicar pagar más, y es intolerable y más dañino que los mismos recortes, en tanto que abre la puerta a nuevos ajustes que promoverán una sanidad para ricos y otra para pobres, donde los más pudientes optarán por servicios privados dada la equiparación de costes y los más pobres tendrán cada vez servicios más deficitarios y a mayor coste.
Sólo desde el punto de vista del interés económico se entienden medidas como estas sin haber puesto antes la mirada en la optimización de los recursos sanitarios o la subida de impuestos. Si el sistema sanitario necesita dinero, lo lógico es financiarlo entre todos mediante un reparto equitativo y solidario, aunque sea una medida impopular, porque la sanidad pública es un jugoso pastel que hasta ahora era intocable, y eso es lo que está en juego.
Lamentablemente, a nosotros los pacientes crónicos como los afectados por Marfan es a quien más de lleno nos toca todo esto, dado el alto índice de atención sanitaria y medicamentos que requerimos.
Anexo 2012-04-23: Siguen en alto las tijeras del recorte. Las connsecuencias de negar la sanidad al inmigrante irregular.
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