Inestable, impredecible e incontrolable

Les comentaba en mis entradas recientes la imperiosa necesidad y el compromiso, de quienes vivimos con una enfermedad crónica, de conocer nuestro cuerpo, escucharlo y actuar en consecuencia, atendiendo a su llamado, a sus súplicas y en ocasiones a sus gritos. Él –el cuerpo- de cualquier modo se hace presente, y cuando no le prestamos mucha atención nos pasa factura, bien a través del dolor físico, bien al limitarnos en nuestras actividades… pero la cosa no se queda allí. Nuestro cuerpo tiene una compañera intangible, pero increíblemente más poderosa: la mente.

Cuerpo y mente, más allá de toda reflexión filosófica sobre quien vino primero o quién manda a quién, son un binomio inseparable, un verdadero matrimonio. Es por ello que cuando el cuerpo no anda bien, la mente nos puede hacer jugarretas.

En muchos de nuestros comentarios en el facebook, principalmente cuando alguno de nosotros debe hacerle frente a alguna cirugía mayor, hacemos gala de nuestra fortaleza interna, de nuestra capacidad para sobrellevar estas duras pruebas. Es verdad, como también es verdad que no siempre salimos ilesos por completo, aunque siempre salimos más fortalecidos. Parece una paradoja pero no lo es.

Una de las cosas más difíciles que me ha tocado manejar es el miedo, miedo que a veces se hace tan fuerte que se convierte en pánico. Con una enfermedad cardiovascular de base, es casi imposible saber si este ahogo que siento, o las palpitaciones, o la dificultad para respirar profundo, la sofocación, o el mareo y la sensación de inestabilidad se deben a que mi corazón no está funcionando bien o a que mi mente me hace jugarretas. No es fácil saberlo. Por principio siempre me hago los exámenes médicos, y cuando veo que no hay nada nuevo bajo el sol, entonces me doy cuenta que mi viejo amigo, el ataque de pánico, ha venido de visita nuevamente. No es bienvenido, pero nada gano luchando contra él.
Más que luchar trato de comprender qué lo está disparando. En la última ocasión, me hallé en una larga madrugada pensando en que me costaba tener control sobre mi cuerpo, que este cuento de las rodillas me trastocaba la vida, que me sentía incapaz de tomar decisiones a corto plazo sobre cosas importantes porque simplemente y aunque siguiera las instrucciones del traumatólogo, fisiatra y fisioterapeuta, mi cuerpo andaba de su cuenta, a su propio ritmo. Mi cuerpo se estaba volviendo un pequeño monstruo inestable, incontrolable e impredecible… Bingo! Allí estaba mi mente, haciendo sus jugarretas, y mi gran miedo a perder el control había entrado por la puerta grande… pero no contaba con mi astucia. Me dije okey, respira profundo y lento que no hay ataque de pánico que se resista a eso, y así fue!
No quiero dar la impresión de que de esto se sale fácilmente. Yo he recibido la extraordinaria ayuda de algunos colegas y el apoyo y la comprensión de mis cardiólogos, a quienes algunas veces les he hecho correr a la emergencia en vano. Pero lo que si es cierto, es que creo que hay que aprender a manejarlo, a conocerlo, y “atender” la mente cuando es ella la que grita. De cada episodio aprendo algo, de cada uno salgo un poquito más fortalecida. Mientras tanto me preparo para celebrar mi quinta década de vida, 50 años tratando de entender este cuerpo y esta mente, y sin manual!

PD: Les dejo un regalito. Son cuatro audios de mi admirado y respetado colega Pablo Canelones Barrios, sobre meditación, estrés y reentrenamiento respiratorio que me han sido muy útiles. Se los recomiendo!

3 comentarios en “Inestable, impredecible e incontrolable

  1. Querida Gloria ese señor tan famoso llamado ataque de pánico nos hace pasar los peores momentos de la vida y todo al divino botón, qué bueno saber de quién se trata, y cómo pararlo cada vez que quiera aparecer, hay mucha bibliografía ahora. En una época creí que me estaba volviendo loca y decidí consultar a una psiquiatra que me explicó luego de escuchar todos mis síntomas y los motivos que me llevaron a ese estado ‘ que lo mio era una neurosis generada por un síndrome de ansiedad, el stress a la máxima potencia. Me ha dicho que ninguno de sus pacientes le creian que eso se les pasaría (además era bruja) dudé mucho antes de engullir mi primera dosis de ansiólitico, hasta que decidí tomarlo y dejarme de embromar qué cosa peor me podría pasar, al mes de tratamiento me bajó a dos veces por día el medio rivotril de 0,5 (casi nada) y luego mi vida cambió , volví a la bendita rutina que tanto odiaba, aprendí que además del cuerpo tenemos una mente, un inconsciente, una forma de hablar de otros formatos a los que hay que prestar atención y sobre todo evitar todas las ocaciones próximas de agobio, represión de sentimientos, etc etc. Me da tanto placer leer tus sabios y carísimos aprendizajes que compartes de una manera inmejorable y nos aúnan más estas vicisitudes de los humanos. Aprender de los mayores sufrimientos, los de la mente y saber que se pueden curar, es una maravilla y sobre todo compartirlo con otros sufrientes para ayudarlo a sanar, no tiene palabras este agradecimiento. Un abrazo infinito.

  2. El ataque de panico me ha ataco muchas veces. Mi madre vela mi sueño cada vez que estoy enferma su mas grande temor es que muera sin siquiera saberlo. Ella me apoya y trata de ayudarme, me alienta y se siente orgullosa de mi y yo afortunada de tenerla. Sin embargo mi miedo es dejar un hijo atras,no poder tenerlos o morir poco despues de que nazca. Sin embargo se que mi medico por excelencia puede mover montañas! Gracias gloria por compartir tus experiencias con nosotros, es maravilloso este blog!! Siga Adelante!

  3. Gloria es increíble como el SM puede tener tan similares efectos en nuestras mentes. Mi carrera como psicólogo y mi interés por la psicosomática me han hecho acercarme a diferentes enfermedades, cáncer, vih, dejando de lado la más importante de todas, el SM. Espero poder acercarme más a mi enfermedad, entenderla y aceptarla, poder vivir sin creer que soy «especial», dejar las eternas introspecciones y Hacer más cosas, vivir con autonomía,

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